Piscis quiere el amor, pero su sensación de desprotección impregna su vida entonces actúa como un fuerte obstáculo en esa hora de encarar una relación comprometida.
Este signo es uno de los más sabios del Zodíaco, pues concentra en su interior los conocimientos que los once signos anteriores le han aportado.
La contrapartida de este invalorable conocimiento reside en que sabe tanto que advierte por igual tanto lo profundamente positivo como lo negativo, y esto último lo hace sufrir. Para protegerse se encierra en su mundo de fantasía, en el cual las cosas funcionan como desearía.
El amor se encuentra surcado por estas características innatas, y así, frente a las contrariedades las cuales el amor pudiera ocasionarle, y antes del sufrimiento que pueda instalarse, Piscis optará por vivir más en la propia fantasía que en un mundo real. Cuando Piscis se vuelca a esa fantasía, deja de prestarle atención al mundo exterior y, formando parte de éste, a su pareja.
Para ésta, resulta muy difícil lidiar con un amor el cual ante un primer conflicto desaparece afectiva e intelectualmente, quedando sólo allí un ser indiferente que no emite respuesta.
Por esta razón, Piscis tarda bastante tiempo en encontrar una relación de amor quien pueda comprender sus estados de desprotección y excesiva sensibilidad.
Piscis no puede responsabilizarse de los conflictos como cualquier pareja demandaría; a veces, ni siquiera puede prevenirlos, por consiguiente aquella pareja de Piscis deberá ser una persona quien entre sus cualidades, posea esa de contener a su amor y otorgarle aquella seguridad necesitada por él.
Una vez que esta situación logra equilibrarse, Piscis dejará fluir con mayor espontaneidad todo aquel amor el cual es capaz de dar, pleno de dulzura y calidez.
En cuanto a sexualidad, Piscis será un derroche de romanticismo, seducción y caricias. Intentará constantemente satisfacer a su pareja y llevará a accionar las maneras aquellas consideradas necesarias con las cuales su pareja goce plenamente.
Tal vez no exprese su satisfacción con palabras, pero utilizará la totalidad de su cuerpo para comunicarle a su pareja esa manera en que disfruta de ese encuentro.
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